Este sitio se compone de doce rocas al aire libre, dispuestas en un potrero, entre las lagunas Altamira y Lagarta, asociadas a otros sitios llamados: La Reina, Alfredo y La Vieja. El yacimiento es parte de una sabana amplia, en donde se suman cincuenta rocas grabadas con diversos motivos antropomorfos, zoomorfos y geométricos.

Los motivos presentes son variados; los más comunes son círculos concéntricos y espirales, así como alineamientos de depresiones, distintivos del sitio. En casos específicos, se observan figuras compuestas o antropomorfas.

Los círculos y las cruces concéntricas se repiten en la cordillera de Guanacaste; además existe un conjunto de diseños que parecen propios de la zona. Tal es el caso de los imponentes alineamientos de depresiones y los rectángulos concéntricos. Esto ilustra una unidad propia de la zona, en relación con el paisaje de lagunas interconectadas.